Ansiedad,  DESTACADA

¿Es ansiedad o preocupación? Reconoce qué te sucede fácilmente

¿Alguna vez has pensado en empezar un nuevo trabajo o una nueva escuela, y te has encontrado con que tu corazón late con fuerza y tu mente se acelera con una serie de «qué pasaría si»? Si es así, te habrás preguntado «¿tengo ansiedad?«.

Con información de la doctora Luana Marques de Harvard Health School, la ansiedad es el sistema natural de respuesta a la amenaza de su cuerpo. Cuando su cerebro cree que está en peligro, envía una serie de señales a su cuerpo, dando lugar a la respuesta de lucha o huida.

La preocupación es un componente de los síntomas de ansiedad, la cual tiene tres componentes principales: emocional, fisiológico y cognitivo.

Imagina que tienes una presentación en el trabajo. Puede notar sentimientos de miedo y temor, dos ejemplos del componente emocional. También puede notar sensaciones corporales, como palpitaciones, sudoración u opresión en el estómago, que representan el componente fisiológico. Por último, puedes pensar: «No puedo hacerlo» o «Voy a pasar vergüenza». Las preocupaciones y los pensamientos negativos de este tipo sobre lo que puede ocurrir en el futuro son el componente cognitivo. Así pues, aunque la preocupación es una parte importante de la ansiedad, es sólo uno de los tres componentes principales.

El espectro de los trastornos de ansiedad
La ansiedad no es mala en sí misma. Los niveles normales de ansiedad se sitúan en un extremo del espectro y pueden presentarse como niveles bajos de miedo o aprensión, sensaciones leves de tensión muscular y sudoración, o dudas sobre su capacidad para completar una tarea. Es importante destacar que los síntomas de la ansiedad normal no interfieren negativamente en el funcionamiento diario. De hecho, pueden mejorar su atención y la resolución de problemas, motivarle a esforzarse más por conseguir un objetivo o advertirle de una posible amenaza. Por ejemplo, la ansiedad ante un próximo examen probablemente le impulse a prepararse a fondo, y la ansiedad que puede experimentar un excursionista al encontrarse con un oso le permite huir para ponerse a salvo. Estos ejemplos demuestran que los niveles normales de ansiedad pueden ser adaptativos y útiles para la vida cotidiana.

Los niveles clínicos de ansiedad se sitúan en el otro extremo del espectro. Los trastornos de ansiedad diagnosticables se producen cuando los niveles de ansiedad aumentan lo suficiente como para disminuir rápidamente el rendimiento y causar un deterioro.

¿Cómo puede saber si ha pasado a la zona de un trastorno de ansiedad completo? Los trastornos de ansiedad se caracterizan por una preocupación grave y persistente, excesiva para la situación, y una evitación extrema de las situaciones que provocan ansiedad. Estos síntomas causan angustia, perjudican el funcionamiento diario y se producen durante un periodo significativo. Por ejemplo, una persona que tiene que faltar al trabajo varios días seguidos debido a los ataques de pánico es probable que sufra un trastorno de ansiedad.

Los tratamientos basados en la evidencia son más eficaces para los distintos trastornos de ansiedad. Por ejemplo, un hombre que sufra un trastorno de pánico probablemente se beneficie de la terapia de exposición, mientras que una mujer que sufra fobia social podría tratarse mejor con la terapia cognitivo-conductual (TCC). Si cree que puede tener un trastorno de ansiedad, busque ayuda lo antes posible.

¿Qué es la «casi ansiedad» y cómo se puede manejar?
A medida que la ansiedad se desplaza por el espectro que va de lo normal a lo clínico, existe una zona gris en el medio que todavía puede tener un impacto negativo en su vida: la región «casi ansiosa». Cuando el nivel de ansiedad que experimenta deja de ser adaptativo o útil para su rendimiento y se convierte en un obstáculo para disfrutar de la vida, pero aún no alcanza el umbral de diagnóstico de un trastorno de ansiedad, está «casi ansioso». Es posible que le cueste centrar su atención en las tareas, distraído por pensamientos negativos, miedo o sensaciones corporales desagradables. Por ejemplo, alguien que está «casi ansioso» puede estar sentado en su escritorio todo el día, avanzando mínimamente en una tarea debido a las constantes preocupaciones y la opresión en el estómago. Aunque la ansiedad no le impide acudir al trabajo, el nivel de ansiedad experimentado le dificulta el funcionamiento. El uso de este concepto de «casi ansiedad» puede ayudarle a detectar la ansiedad antes de que sea demasiado extrema y a tratarla mediante estrategias basadas en la evidencia que ayuden a hacer retroceder la ansiedad a lo largo del espectro hasta un nivel adaptativo.

Cuando se sienta demasiado ansioso, pruebe las técnicas basadas en la evidencia que se destacan en el libro «Casi ansioso» para devolver sus niveles de ansiedad a la normalidad. He aquí algunas herramientas que puedes probar:

Si te encuentras pensando: «No puedo hacer esto», «Nunca terminaré esta tarea» o un pensamiento negativo similar, desafíalo preguntando si es válido o útil. Es probable que descubras que estos pensamientos son simplemente alimentados por tu cerebro ansioso, por lo que es importante detenerlos en su camino.
Si tus pensamientos parecen estar fuera de control, tómate unos minutos para practicar la atención plena. Centrarte en el momento presente aleja tus pensamientos del pasado y del futuro, ayudándote a volver a centrarte.
Identifica las situaciones que te producen ansiedad y acércate a ellas en lugar de evitarlas. Por ejemplo, si te da miedo hablar en público, habla delante de los demás siempre que puedas. Con el tiempo, descubrirás que el malestar desaparece cuando te enfrentas a las mismas cosas que solían causarte ansiedad.

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